Morris Berman, en su deslumbrante ensayo El crepúsculo de la cultura americana, hechó luz sobre el problema: la universidad contemporánea se encuentra en una profunda crisis. Hace un par de semanas, un problema de plagio oscureció a la Licenciatura en Filosofía de la UCSJ. Algunos días atrás, una profesora de Ciencias de la Comunicación y yo encontramos cuatro trabajos intersemestrales copiados textualmente de la Internet. Algunas horas atrás, un buen amigo mío, adjunto en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, me mostró un trabajo escolar sobre Hans Reichenbach calcado de la primera entrada de este blog.
Morris Berman, sociólogo e historiador norteamericano, seguidor de la línea de pensamiento neomarxista inaugurada por la Escuela de Frankfurt, señala que, en la actualidad, la Eduación Superior ha perdido la calidad que la caracterizaba. La demanda de profesionistas -y recordemos la importancia de la profesionalización para el Capitalismo, indicada por Max Weber- ha dado prioridad a la cantidad, en detrimiento de la calidad. Así, según señala el pensador estadounidense, la Universidad ha perdido su carácer académico para semejarse, cada vez más, a una empresa que "vende" títulos al por mayor. Ello no es difícil verlo. En mi universidad, por ejemplo, se tenía por ley la expulsión inmediata de todo aquel que cometiera plagio; sin embargo, dado el bajo número de alumnos de Filosofía, fue necesario que la Administración se mostrase más permisiva al respecto. ¿Por qué? Un alumno menos es una colegiatura menos.
Concluyo: en cierto modo, me resulta halagüeño que alguien considere mi crítica lo suficientemente buena como para plagiarla; sin embargo, esto no deja de ser un delito. Esta página esta hecha por un estudiante más, con todos los errores e imperfecciones que ello puede sucitar. Sin embargo, si comparto mis escritos por este medio es con la única finalidad de entablar un diálogo con el resto de personas interesadas en estas áreas. El plagio es, tal cual, una falta de respeto absoluta: quien plagia ofende al autor, al profesor y, en especial, a sí mismo. Plagiar quiere decir: "soy incapaz de leer un texto y dar mi opinión al respecto; carezco del intelecto, del trasfondo cultural y del interés para hacer un trabajo por mí mismo".
Lector: te agradezco que entres a esta página; resulta estimulante saber que hay otras personas interesadas en temas filosóficos. Además, es bueno saber que contamos con herramientas como la Internet para mantenernos en contacto e intercambiar ideas al respecto. Sólo te pido que NO COPIES LOS TRABAJOS QUE AQUÍ APARECEN. Soy un estudiante en formación y, por tanto, mis ideas aún son deficientes. Si así lo deseas, ejercitémonos juntos discutiendo puntos de vista o qué sé yo, pero te lo pido: no plagies nada de lo que aquí aparece. Si alguna de mis opiniones te sirve, cita la página y listo.
Otro tema que entristece, tanto como estudiante, como persona en general. El plagio, hay que decirlo, es un robo, y parece increible que, un estudiante (varios en esta ocasión) sean autenticos delincuentes, lo que me entristece más, siendo estudiante de lo que considero, no sólo una excelente carrera, sino un estilo de vida, es que existan este tipo de delincuentes en filosofía. ¡Que lindo es hablar de la justicia en Aristóteles y el imperativo categórico!, ¡Llenar cafes llenos de snobs y fumar cajetillas enteras de cigarros hablando de temas perfectos y sublimes! y mientras esto sucede, estos mismos "amantes de la sabiduria" se dedican a robar. ¡Bravo, vivamos en abstracciones! (para variar)
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